Conocer las dificultades, nos ayuda a afrontarlas
Aunque la recompensa por aprobar unas oposiciones es muy grande, el camino para lograrlo no está libre de obstáculos, y no es fácil ni sencillo.
Son muchas las dificultades a las que tendremos que hacer frente, y que conviene conocer para poder afrontarlas con mayor seguridad. Desde la falta de tiempo, la competencia, temarios actualizados….
El tiempo que debemos invertir en estudiar las oposiciones
Preparar unas oposiciones supone dedicarle la mayor parte de nuestro tiempo a estudiar. Sin embargo, esto no siempre es posible; nos falta tiempo.
Dependiendo de nuestra situación personal, a veces es complicado sacar las horas suficientes y necesarias para el estudio, lo que implica tener que doblar nuestro esfuerzo para intentar ser lo más productivo posible en el escaso tiempo del que disponemos.
En esta situación, conviene no caer en el pesimismo, ni perder los nervios. Se trata de ser paciente y constante, y ser consciente de que, en muchas ocasiones, más importante que el número de horas que estamos estudiando, es cómo las aprovechamos.
Es mejor estudiar una hora comprendiendo el contenido del temario, que dedicar ocho sin prestarle la atención adecuada.
Si, por el contrario, nuestra situación personal nos permite dedicarnos casi en exclusiva a estudiar, esto puede llevarnos inconscientemente a cometer el error de relajarnos; la falsa idea de que nos sobra tiempo.
En este sentido, es muy importante tener claro que NUNCA sobra tiempo. Aunque la fecha de los exámenes parezca lejana, debemos prepararnos a conciencia, usar el tiempo del que disponemos en beneficio propio, estudiar con tranquilidad, con calma, asentando los conocimientos que vamos estudiando y, si es posible, adquirir otros nuevos que puedan ayudarnos a marcar la diferencia el día del examen.
No dejes que la desmotivación se apodere de ti
Como ya hemos mencionado anteriormente, el proceso para aprobar unas oposiciones es largo y tedioso, y habrá muchas fases en los que nos encontremos cansados, tanto física como mentalmente.
Es fácil que, en ocasiones, nos dejemos llevar por la desmotivación, e incluso tengamos pensamientos de abandonar.
La incertidumbre y el desconocimiento acerca de cuándo serán los exámenes, el poco tiempo que tenemos para ocio o para relajarnos, unido al hecho de que nunca se llega a desconectar del todo, supone un gasto constante de energía, que puede provocarnos cambios continuos de humor.
En definitiva, viviremos una época de altibajos físicos y emocionales que conviene saber controlar y minimizar si no queremos quedarnos en el camino.
Llegado el momento, es importante ser consciente de que esas fases son normales a lo largo del proceso, intentar quitarle importancia y, si es necesario, tomarse un descanso, pensar en el objetivo que queremos lograr y las ventajas que nos reportará conseguirlo; todo esfuerzo tiene su recompensa.
Para ayudarnos, siempre tendremos a mano nuestra hoja de motivación
La competencia y el número de aspirantes para conseguir una plaza de funcionario
Desde hace varios años, dada la situación en la que se encuentra el actual mercado laboral, ha incrementado considerablemente el número de aspirantes que se presentan a los diferentes procesos selectivos.
Ello tiene como consecuencia directa el aumento de la competencia para la obtención de un puesto de trabajo.
Asimismo, y siguiendo un efecto cadena, este aumento de competencia implica que las pruebas a superar sean más complejas, ya que hay más candidatos que deben ser eliminador hasta seleccionar a los que son realmente aptos.
No obstante, conviene hacer varias reflexiones a este respecto.
En primer lugar, el número de “adversarios” y la complejidad de los exámenes no debe preocuparnos.
Con independencia del número de plazas que la Administración pueda convocar, nosotros solo necesitaremos una: la nuestra. El resto no la necesitamos. Y depende exclusivamente de nosotros mismos, con nuestro trabajo y esfuerzo, poder alcanzarla.
Si nuestro examen es de diez, nada importará cuántas personas se presenten al examen; la plaza será nuestra. Además, si hemos estudiado correctamente y dominamos el temario, nos dará igual la complejidad del examen. Es más, nos favorecerá que la dificultad sea alta porque eso ayudará a dejar atrás a nuestra competencia. Cuanto más difícil sea el examen, más probabilidades hay de que únicamente lo supere quien realmente ha estudiado, y no dejará lugar para la “suerte”.
En segundo lugar y relacionado con el anterior, hay que ser consciente de que no todas las personas que se presentan al examen van preparadas; muchas lo hacen únicamente “por probar”. Es decir, aspirantes que, sin estudiar, se encomiendan a la suerte, al puro azar, para intentar aprobar el examen, especialmente en aquellas pruebas que consisten en preguntas tipo test. Este colectivo no será nuestra competencia real.
Por otro lado, a la hora de analizar con cuánta competencia podemos encontrarnos, conviene diferenciar, no solo entre aquellos que van preparados al examen y los que no, sino también entre las personas que presentan su solicitud para participar en el proceso selectivo, y los que realmente acuden a las pruebas.
Más adelante hablaremos de las distintas fases por las que pasa un proceso selectivo de oposiciones, y una de ellas es la llamada lista de admitidos, que no es más que el listado de personas que han entregado su solicitud para participar en el proceso selectivo, y que cumple los requisitos para ello.
Lo habitual es que el número de candidatos/as que constituye este listado, sea mayor que el de personas que realmente acaban por presentarse a los exámenes. Es decir, no todos los que solicitan participar y son admitidos, llegan a realizar el examen.
Esto puede deberse a distintas causas: personas que deciden abandonar las oposiciones, ya sea por desmotivación o porque encuentran un puesto de trabajo o cualquier otra circunstancia personal, opositores/as que por distintas causas no pueden acudir el día del examen, admitidos/as que realmente no se están preparando, pero que deciden apuntarse y, llegado el momento, prefieren no ir etc
Por todo lo anterior, y por algún otro motivo que no hayamos mencionado, podemos extraer como conclusión que hay cierta “competencia” que no será competencia real. Conclusión ésta que nos puede dar un plus de motivación a la hora de conseguir nuestro objetivo.
Los temarios están en constante cambio: Temarios Abiertos
La gran mayoría de las oposiciones no tiene un temario cerrado. Es decir, se trata de un temario abierto que se caracteriza por dos factores básicos.
En primer lugar, el temario va cambiando continuamente. Ello se debe fundamentalmente a que dichos temarios están formados principalmente por normativa; leyes que regulan el trabajo en el sector público al que aspiramos acceder.
Por ejemplo, si nos preparamos para Cuerpo Superior de Administradores de la Junta de Andalucía, el temario correspondiente estará constituido, entre otros muchos conceptos, por la ley de procedimiento administrativo, ley de patrimonio, ley de contratos del sector público, ley de hacienda pública etc. Leyes que están sujetas a cambio y que, por tanto, al ser modificadas, afectarán considerablemente a nuestro temario.
En segundo lugar, el hecho de que el temario esté constituido por la normativa de aplicación, supone que su contenido sea muy amplio. Es decir, aun teniendo un número tasado de temas, el contenido de los mismos no está cerrado, pudiendo abarcar tanta normativa como podamos encontrar y que sea de aplicación en la materia en cuestión. Desde leyes estatales, hasta autonómicas y locales, pasando por Decretos, Resoluciones u Órdenes.
En consecuencia, tener un temario actualizado resulta imprescindible para tener éxito en unas oposiciones. En este sentido, si ya somos opositores/as “reincidentes”, quizás tengamos los conocimientos necesarios para obtener por nuestra cuenta las posibles actualizaciones que vayan surgiendo. No obstante, si somos novatos/as, o simplemente no dispongamos de tiempo para ello, podemos acudir a preparadores o academias que nos faciliten los contenidos a estudiar, o hacernos con los libros que sacan a la venta las distintas editoriales. Para ayudarnos en esta decisión acerca de dónde obtener los temarios, puede resultar útil el siguiente artículo (estudiar oposiciones por libre, con academia o formador personal).
Ventajas de ser funcionario
Motivaciones personales, el factor más importante para no abandonar
En ocasiones la motivación es quizás el factor más importarte a la hora de estudiar unas oposiciones.
En un proceso que puede llegar a ser largo y tedioso, es necesario tener presente que nos motiva a seguir adelante. Esto es clave para continuar en nuestro empeño y no rendirnos.
En este sentido, la mayor motivación que podemos tener es: un puesto de trabajo fijo. Pero además debemos ser conscientes del contexto en el que se sitúa ese trabajo y las condiciones que le rodean.
Trabajo estable
De sobra es conocida la situación actual del mercado laboral: empleo precario sujeto a temporalidad, contratos basura, paro, falsos autónomos, etc.
Todo ello implica que vivamos en una situación de incertidumbre e intranquilidad, provocada por la inestabilidad económica, que dificulta que desarrollemos nuestra vida con la evolución normal que se presupone.
La independencia de los jóvenes es cada vez más tardía, acceder a la compra de una vivienda resulta una misión casi imposible, el momento de tener hijos se retrasa, etc.
En este contexto, conseguir una plaza como funcionario/a puede considerarse casi un lujo
Al convertirnos en funcionarios/as obtenemos un puesto de trabajo estable para toda la vida, bien retribuido, cobrando nuestro salario puntualmente todos los meses, además de las correspondientes pagas extras.
Horario fijo y flexible
Tendremos un horario fijo y flexible para facilitar la conciliación familiar, así como permisos y medidas especiales que la favorecen.
Posibilidad de promocionar en nuestro trabajo
Podremos beneficiarnos de la posibilidad de promocionar en nuestra carrera administrativa, así como desempeñar distintos tipos de trabajo a lo largo de la misma. Y dispondremos de vacaciones anuales retribuidas y días de asuntos propios para realizar aquellas tareas que sean necesarias en nuestra vida privada.
Todas estas condiciones laborales son las más reconocibles para definir el Empleo público, pero no son las únicas.
Los derechos de un Empleado Público
El Estatuto Básico del Empleado Público, recoge en su articulado una serie de derechos para los empleados públicos, que pueden jugar un papel motivador a la hora de decantarse por la opción de convertirse en funcionario/a.
No obstante, destacar que el TREBEP es la normativa estatal básica, cuyo objeto es establecer las bases del régimen estatutario de los empleados públicos, tanto funcionarios como personal laboral, sin perjuicio de que posteriormente, las Comunidades Autónomas puedan mejorar esa regulación y establecer otros derechos adicionales.
Ley del Estatuto Básico del Empleado Público